Geraldine llegó desde Mompox, Bolívar, con apenas 1 año y 3 meses, pero con una fortaleza enorme detrás de su sonrisa. Aunque aún camina con algo de temor, ya lanza besitos al aire y despide a todos agitando su manito. Una niña pequeña con gestos gigantes que, junto a su mamá Sharon Suárez, enfrenta día a día una lucha silenciosa: una laringitis crónica que no da tregua.
Desde el 27 de diciembre de 2024, Geraldine ha permanecido en tratamiento médico. Fiebres persistentes, visitas constantes al hospital y la angustia de no ver una mejoría inmediata se han convertido en parte de su rutina. Pero en medio de esa incertidumbre, encontraron un respiro: la Casa Ronald en Cartagena.
Durante más de 77 noches, este lugar ha sido su refugio. Un espacio que no solo les brindó techo, alimentación y cercanía al hospital, sino también algo que no se encuentra en todos los lugares: contención emocional, calor humano y sentido de comunidad. Sharon encontró un hogar donde pudo cuidar a su hija sin sentirse sola.
“La forma en que nos han recibido en la Casa Ronald nos han demostrado que es un hogar y nos han enseñado algo: la verdadera generosidad existe”, comparte agradecida.
Geraldine sigue en tratamiento, pero lo hace en un entorno donde el cuidado va más allá de lo clínico. Esta historia es otra prueba de que cuando cuidamos a las familias, creamos las condiciones para que los niños puedan sanar con dignidad, acompañamiento y mucho amor. 💛